lunes, 25 de octubre de 2010

¿A QUIÉN MOLESTA LA IGUALDAD?

Estos días se han producido dos acontecimientos que nos retrotraen a otros tiempos que todos suponíamos superados. Dos hecho preocupantes si no fuera porque estamos todos obsesionados por la crisis económica. Pero si están retrocediendo todos los derechos civiles, económicos y sociales, no es de extrañar que los derechos de la mujer, o su posición en la sociedad, retroceda también.

Por un lado las declaraciones del Alcalde de Valladolid refiriéndose a la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, que tal vez no caiga muy bien a la mayoría de la sociedad pero no se merecía unas palabras tan zafias y machistas como las de este energúmeno:


"la Leire Pajín, una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta".

Como cierre a su intervención sobre Pajín, León de la Riva apostilló: "tengo que decir que cada vez que le veo la cara y esos morritos... pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí".

Estas declaraciones son totalmente inadmisibles. Han provocado una oleada de rechazo tanto entre la clase política como entre los artistas. Mientras el partido al que pertenece ese elemento calla y lo disculpa. Es de justicia decir que ese impresentable es el ginecólogo de Ana Botella.

Y por otro lado, en la remodelación del gobierno se han cargado al Ministerio de Igualdad. He leído en este blog algunas críticas a su funcionamiento. Evidentemente era un ministerio reciente con poca trayectoria, con defectos en su trabajo, pero yo creo que hacía una buena labor. Al eliminarlo Zapatero también ha cedido a una de las pretensiones de la derecha que no soportaba a su titular Bibiana Aído, a la que reprochaban los mismos defectos que a Leire Pajín: juventud, compromiso y feminismo activo.

Creo que son dos hechos muy preocupantes. Un retroceso, como digo en las políticas de igualdad. La sensación que ha quedado entre los ciudadanos es que han quitado un ministerio florero y que eso de la igualdad es un lujo que no nos podemos permitir.

En fin, creo lectores y lectoras de este blog, que hay que prepararse para lo peor. Esto no es más que un aviso de lo que nos puede caer en las próximas elecciones, si se cumplen los peores presagios. Habrá que ir, y perdonadme por la expresión, “atándose los machos”.