viernes, 27 de marzo de 2009

Protección


Resulta chocante que una eurodiputada, la danesa Hanna Dahl, precise recalamar su derecho a amamantar a su hija y lo haga llevándola consigo a una sesión del Parlamento de Estrasburgo. Al parecer, no le quedó otra opción, pero dicha eventualidad no deja de ser todo un hito para quienes reclaman que se garantice la conciliación de la vida familiar y laboral, y que ven que alguien, en las altas esferas, por fin se moja y da ejemplo. En ese caso, es más fácil, claro. Nadie se atreverá a decirle que no puede dejar a un lado sus obligaciones como madre para atender a sus deberes como política, ya que sería "políticamente incorrecto".

El miedo a perder el empleo ante un embarazo, el pánico a carecer de flexibilidad suficiente para atender a nuestros hijos ante cualquier emergencia, etcétera, es el día a día de muchas madres. De ahí que cada día se postergue más la decisión de asumir dicha responsabilidad, que ya no se debe tomar desde el instinto, sino que ha de sopesarse a fin de conocer y prevenir las posibles consecuencias de alumbrar a un niño.

El hecho de que nuestra capacidad para ser madre, con todas las letras, se vea limitado en función de las exigencias de la actual coyuntura social y económica es, opino, una forma de violencia más hacia la mujer. Pero dicha agresión se extiende también a la sociedad, que precisa de nuevas generaciones que contribuyan a que sea viable la continuidad del actual sistema.

Los ayuntamientos suspiran por fijar población; sueñan, como si de una utopía se tratase, con que aumente el censo. Pero no se establecen de forma real las garantías que propicien la maternidad y el amparo del niño. Algo que es más grave, si cabe, en el caso de la paternidad, que sigue relegándose, como si ellos no tuviesen derecho a ser padres (también con todas las letras) puesto que las "nuevas" medidas son, en todo caso, claramente insuficientes.

Pinchando en las fotografías podéis ir a noticias sobre el suceso.

lunes, 16 de marzo de 2009

Miedo

Hace algunos días que vuelvo a mirar las esquinas de la calle, antes de acercarme a ellas.
Vuelvo a mirar el rellano cuando salgo de casa y el pulso se me acelera cuando tengo que salir del ascensor.
Hace unos días que los malos recuerdos han vuelto otra vez a mi mente cuando creía que lo estaba superando.
La ansiedad ha vuelto a instalarse en mi cuerpo, todavía la justicia no lo ha resuelto todo para poder cerrar esta terrible página de mi vida.
Hace unos días preciosos, el sol se abre paso con fuerza, la gente sale a la calle, contenta.
Yo estoy sola, ni mi hija se preocupa ya por mí. Presiento un largo periodo de pesadillas y intranquilidad.
Hace unos días que he vuelto a encontrarme mal, el dolor me impide hacer una vida que para nada se puede llamar normal.
Esto me limita y dificulta enormemente mis relaciones con los demás. No existen.
Hace unos días tu sombra ha vuelto a aparecer en mi maltrecha vida. Me arrebataste todo lo que era, lo que sentía y por lo que luchaba.
Me dejaste como un pelele, sin amor propio ni dignidad, sin autoestima.
Hace unos días he vuelto a darme cuenta del enorme daño que me hiciste y del que nunca conseguiré recuperarme por más que lo he intentado.
A tu manera has ganado la batalla.
No hace falta que nos quiten la vida y nos encierren o entierren.
Hay formas de hacernos sentir que estamos muertas en vida, a pesar de que andamos cada día por la calle.
Hace unos días que vuelvo a sentir miedo y por más que grito, basta ya, no consigo olvidar esta pesadilla.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Aprendí...



Sigo recordando cosas y esta no es muy agradable de contar pero para llegar al fondo tengo que hacerlo.
Hace 7 años un grave accidente con un camión y alcohol por medio hizo cambiar mi vida...

Yo pase por una situación de desamor con mi ex, a la cual ya le había puesto fecha de fin.
Al día siguiente tuvo un accidente muy grave, y seguí a su lado, esa fecha se aplazó por causas del destino, o porque yo quise que se aplazara, ya que podría haber dejado que lo cuidara su familia.

Deje a mis hijos en manos de mi hermana y no me moví de su lado, mi hermana tenia 3 niños mas los 5 míos eran 8. Gracias tata.

En los 7 años que siguieron al accidente mi vida se convirtió en algo tan... (No se como llamarlo, pero no se lo deseo a nadie) se quedo en silla de ruedas sin saber si volvería ha andar, pretendía hacerme creer que yo tuve la culpa.

Durante esos años tuve muchísimos momentos en los que podía haber vuelto a poner la fecha ya que yo solo recibía desprecios e insultos.

Me convencí a mi misma de que su cabeza no había quedado bien y así seguí a su lado, su familia no lo visitaba porque trataba a todos a patadas, y cuando empezó a coger las muletas, más de un muletazo se escapó.

Nadie me obligo ha hacer lo que hice y jamás lo odie, pero si sufrí muchísimo ya que ese trato no iba dirigido solo a mi.
Sacrifique unos años de mi vida y de la de mis hijos, ahora tengo claro que no lo volvería a hacer, (el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra) si eso volviera a ocurrir NADIE me volvería a tratar como lo hizo él y desde luego jamás consentiría que tratasen a mis hijos como lo hizo él…

No entro en más detalles, lo que quiero decir y de ahí que haya contado esta historia es lo que aprendí:

Aprendí el valor de la libertad…

Aprendí a quererme…

Aprendí ha hacerme respetar…

Aprendí que todos los días amanece…

Nadie tiene derecho a maltratar a nadie.

Nadie tiene derecho a tenerte en una jaula.

Nadie tiene derecho a privarte de tu felicidad.