jueves, 29 de enero de 2009

Manuel



Hay historias que pasan desapercibidas, no son noticia ni importan a nadie, salvo a los propios protagonistas.

Manuel era un pedazo de pan, casado con rosa desde hacia mas de 40 años, pero juntos desde niños.

¡Toda una vida!

Rosa, una mujer orgullosa, fría, una piedra por corazón, a la que dios le negó tener hijos, ella culpaba a Manuel de su desgracia.

Siempre se habla de malos tratos a mujeres, ¿y los hombres?

Esta es una canalización de Manuel, que muy amablemente me ha pedido que cuente su historia, no le conozco aunque hay algo que me resulta familiar…

Manuel y rosa vivían en un barrio humilde, un 5º sin ascensor, Rosa siempre andaba farfullando que vivían así porque Manuel nunca ha tenido un “Par” para cambiar de trabajo y comprarle la casa de sus sueños.

-Toda la culpa es tuya, no me tenia que haber casado, lo bien que estaría sin tener que aguantarte y encima te vas haciendo viejo…

Estos comentarios hacían daño a Manuel y aun así:

-Rosa mi amor, hago todo lo que puedo, no he dejado jamás de trabajar para que no te falte de nada, eres mi reina.

-Calla, calla no digas tonterías ni te hagas la victima, no haces nada, eres un inútil, no te mereces ni la comida que te hago, pero claro como el dinero lo ganas tú…

-Sabes que el dinero que gano es tuyo, lo administras tu yo no te saco cuentas.

-¡Lo que me faltaba! Que encima me sacaras cuentas.

Manuel trabajaba en una fabrica de cerámica, su turno era de noches así disponía del día para hacer alguna chapucilla y así ganar mas dinero para que su mujer estuviera contenta y poder comprarle una casa mejor.

No entendía como Rosa había podido cambiar tanto, de niña era dulce, se ganaba a todo el mundo con su sonrisa, el lo achacaba ha la falta de hijos, pero las pruebas estaban bien, solo el destino quiso que fuese así, aun así ella lo culpaba a el.

Manuel no soportaba el trato que recibía de su esposa, pero la amaba tanto que poco a poco, día a día se fue encerrando en si mismo sin darse cuenta que callo en una profunda depresión de la que nunca mas fue capaz de salir…

Aquel día Manuel libraba, esa noche dormiría en su casa o dormiría eternamente, decidió hablar con Rosa:

-Rosa mi amor, he estado pensando que tienes razón, aquí no estamos bien, así que con los ahorros que tenemos podemos dar la entrada para un piso donde a ti te guste y vendemos este. ¿Qué te parece?

Rosa lo miro muy sorprendida, se puso muy nerviosa y su reacción asusto a Manuel, esta empezó a chillarle y a golpearle, los ojos se le salían de las orbitas, no parecía Rosa.

Muy enfadada se marcho a dar un paseo. (Según le dijo a Manuel)

Cuando Manuel se quedo solo busco la cartilla de ahorros que durante tantos años tenia para guardar el dinero del piso nuevo, quería darle una sorpresa a Rosa, ya había visto una casita preciosa con un jardín, seguro que a ella le encantaría, pero la sorpresa se la llevo el al descubrir que solo le quedaba poco mas de cien mil pesetas.

¿Dónde estaba el dinero?

No podía creerlo, los ahorros de toda su vida habían desaparecido.

Se dejo caer en un sillón sin fuerzas, hizo recopilatorio de su vida tratando de buscar en que había fallado y buscaba momentos felices que justificasen su vida, no los encontró.

Lloro como un niño, cogio el teléfono y llamo a la única hermana que le quedaba para despedirse de ella, le dijo que ya no podía más y había decidido dejar a Rosa.

La hermana se alegro, hasta incluso se permitió decirle “Ya era hora” le ofreció su casa por el tiempo que quisiera a lo que el contesto que no se preocupase que ya tenia donde ir y que estaría muy bien, mejor que nunca…

Aquella noche Manuel se lanzo al vacío desde la ventana del dormitorio pequeño, su cuerpo choco con los hierros de los tendederos y al caer al suelo su cabeza se abrió como una sandia dejando el cerebro esparcido por todo el suelo.

Manuel empezó a vivir justo en aquel momento.

Dejo una nota a Rosa que decía:

“Mi querida Rosa, he decidido empezar una nueva vida, voy a buscar la felicidad que nunca tuve a tu lado, te ame y te seguiré amando, pero ya no me harás mas daño”

Manuel.

martes, 27 de enero de 2009

El abandono y el descuido tambien son violencia


Los últimos días, he estado acompañando a la familia de un amigo, en los funerales de su tía abuela, una mujer que nunca tuvo hijos, y que recibió hace varios años en su casa a un sobrino con su joven esposa, años después ellos tuvieron dos hijos, un niño y una niña, hoy salgo con el niño, que ya es un hombre.

El hecho es que hace unos días la señorita, (pues no le gustaba que le llamaran señora), entro al hospital, con un derrame cerebral, el cual la dejo inconsciente, también entro con neumonía, nunca despertó, la dieron de alta, y unos días después murió en la casa de la cuñada de la mama de mi amigo.
Ella era una persona que viajo por todo el mundo, católica, adoradora nocturna, pero al ir haciéndose vieja, su familia la fue relegando, haciendo a un lado, usaron a la Señorita cuando era necesario, pero cuando ella necesitaba una compañía, alguien con quien hablar, alguien que la acompañara al doctor, alguien que le lavara la ropa nadie estaba, cierto que una persona mayor aveces es difícil, y ella tenia un carácter fuerte, pero ella solo necesitaba que alguien la escuchara, pero casi nadie estaba, ni para ayudar, ni para oír, "es que el trabajo" "es que no hay tiempo", "que la cuide quien vive con ella".

Murió el Domingo en la mañana, su velorio parecía un chiste, gente entrando y saliendo como en una fiesta, todos comiendo, y la mamá de mi amigo haciendo de comer como esclava para gente que nunca se preocupo de la difunta, kilos de chicharron, tortillas, mole, frijoles,etc, ella era la única que la escucho, que la atendió, ella con sus dos válvulas cardiacas de plástico, con su soledad por que su marido es seco, porque su hijo no le escucha y no habla(aunque yo estoy cambiando eso).

Como la familia se ahorro lo de la funeraria trasportaron el cadáver de una casa a otra en una camioneta, sin permisos, y en lo que llegaba el cajón pues estubo un rato en el piso, que indigno, la velaron en su casa, pocas eran las gentes que realmente la sintieron, que realmente les dolió, la mayoría fue a tragar y a sacarse las culpas llevando flores.

Ayer lunes la enterramos, en uno de los mejores panteones de la ciudad de México, hubo mariachi, muchas flores, pero de que sirve, si los últimos años vivió en el olvido, el abandono de su familia, aun después del entierro, la familia cínica todavía fue a la casa de la difunta a seguir comiendo, que cinismo, mientras que la mama de mi amigo, que esta mal seguía cocinando sin parar.

Ahora mientras escribo recordé que un familiar dijo "que mi sobrino no sirva el café aquí somos una familia machista" Y vaya si lo son , tan machista como la mayoría de las familias mexicanas, donde las mujeres son vistas como cocineras y sirvientas gratuitas, servidumbre sexual, bienes raíces, bancos, incubadoras, sin el mínimo respeto en la vida y mucho menos en la muerte.

Las mujeres y hombres al envejecer, muchas veces son golpeados, abandonados tanto en sus hogares como en las calles, hay ancianas prostitutas, haciendo peliculas pornograficas, transportando drogas, pidiendo limosna, muertas a palos, envenenadas, es aberrante la violencia contra las ancianas, y lo mas aberrante es que la sociedad no parece verlo, es como si los seres humanos despues de cierta edad ya no existieramos, o solo fueramos provechosos mientras tengamos algo que heredar.

jueves, 22 de enero de 2009

Sabor amargo

No sé cómo explicar ésta noticia. Pero tengo un sabor amargo. No pone nombre. Ya que hubo varios chicos que la socorrieron.
En el post anterior, Markesa Merteuil nos hablaba del sabor agridulce de la noticia. A mí, me la acaban de amargar...

miércoles, 21 de enero de 2009

Sabor agridulce

Una noticia me ha dejado un regusto agridulce: un hombre ha salvado la vida de una mujer que estaba siendo agredida en plena calle por su ex pareja.

El agresor, como ocurre en tantos casos, español. La víctima, extranjera. No nos olvidemos de las estadísticas, claro: buena parte de las violentadas son extranjeras, pero también buena parte de los agresores de éstas son españoles. Ahí no nos vale el tópico que reza que hay más violencia machista desde que hay más inmigrantes.

La noticia, decía, me deja un sabor agridulce. Dulce por el hecho de que la víctima ha logrado sobrevivir y no sólo eso, sino que ha sido ayudada por un conductor (también extranjero), que la ha amparado en su vehículo hasta que llegaron los servicios de emergencias. Pero este hombre no fue el único que la socorrió. Gracias a las intervenciones de otro viandante, decía, se logró no sólo salvar una vida, sino retener al agresor hasta que fue detenido.

Dulce, pero agrio también. Agrio porque no debería ser precisa la intervención de nadie para ayudar a alguien ante un caso de agresión. Pero seguimos escuchando día tras día las secuelas de este terror. Y leemos las estadísticas. Y muchos se echan las manos a la cabeza, porque han aumentado las denuncias. Parece ser que en este país muchos ignoran aún que el grueso de las maltratadas jamás comenta su sufrimiento. En muchos casos no son conscientes de que realmente están siendo victimizadas, ya que el maltrato se acomete desde el ámbito psicológico de forma sutil y continua hasta que el agresor logra minimizar los arrestos y la autoestima de su víctima. Otras, por miedo, pues creen (y los hechos les dan la razón, dado que seguimos despertándonos con noticias de crudentísimos asesinatos de mujeres, pese a que a favor de alguna de las cuales se había dictado una orden de protección) que al menos al lado de su agresor saben por dónde les vendrán los golpes.

Es loable, por supuesto, la valentía esgrimida por quienes ayer salvaron la vida de una nueva mujer víctima de violencia de género. Implica, desde luego, un compromiso social que hasta ahora no se había visto y que muchos creían que se vería seriamente dañado tras las consecuencias derivadas de la ayuda del profesor Jesús Neira a una mujer que, posteriormente, cuando él se debatía entre la vida y la muerte, negó estar siendo víctima de violencia de género. Es loable la acción para poner freno a la masacre diaria, pero la protección de las víctimas no se puede dejar al azar ni a la buena voluntad de quienes observan (si es que el suceso acaece en el ámbito público) Es preciso, por tanto, que se establezcan medidas efectivas que contribuyan a erradicar esta lacra. Medidas reales de protección y de penalización severa de los agresores, pues muchos parece ser que se creen impunes.

jueves, 1 de enero de 2009

Un deseo...

Sólo tengo un deseo. Quiero que se me cumpla. No quiero que haya ningún maltrato más. No quiero que a nadie le levanten la voz y menos la mano. Desde aquí me gustaría gritarlo. Bien fuerte, para que se cumpla de una vez. Que este año que comienza, lo terminemos sin ninguna víctima.
Os pongo una canción que me encanta...Un tango. Ojalá todas las mujeres se sientan especiales, como la protagonista del vídeo. Ojalá todas puedan reír, como ella. Como yo. Va por vosotras...