domingo, 26 de enero de 2025

DOCUMENTALES CON PEDIGRI

 

 

He tenido el placer de asistir a la proyección de dos cortometrajes que cuentan historias reales.

 

Uno era de animación y el otro de la vida real, esa vida real que sabemos que existe pero que nunca pensamos en ella más del medio segundo que es nombrado el hecho en sí.

 

Ambos cortos están nominados para los premios Goya, todo un lujo, no sólo porque son buenos y están hechos con mucho mimo, sino porque denuncian la cruda realidad del mundo en el que vivimos.

Esta foto es de las personas que han participado en los dos cortos y que estaban hoy en el auditorio.

El primero se llama “Cafuné”, palabra sin traducción pero que es ese acurrucarte en brazos de alguien que te aporta toda la seguridad, relajación y  tranquilidad que necesitas y que puede hacer que  sólo su tacto te permita dormir plácidamente.

 

Nos cuenta el trauma de una niña, llamada Alma cuando su muñeca cae a la piscina.

 

La dirección es de Lorena Ares y  Carlos Fernández de Vigo,  que ya fueron candidatos al Goya en  2022.

 

El otro corto nominado es “Semillas de Kivu”,  un documental contado en primera persona por sus protagonistas, en el que los directores, Carlos  Valle y Néstor López, han estado trabajando durante 7 años para poder llevarlo a cabo en lugares peligrosos de Kivu.

 

No quiero desvelar mucho de los cortos, pero sí deciros que son imprescindibles para poder aterrizar un poco los pies del mundo que estamos construyendo, o mejor dicho, destrozando.

 

Se hizo un coloquio, para el publico presente en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid. Estaban Néstor López, Carlos Valle, Esteban Beltrán, Carlos Fernández , Jose María Zamora y dos personas más cuyos nombres que me disculpen, no recuerdo.


Una pena, que las personalidades del coloquio fueran sólo hombres, algo que todavía tenemos que pulir, podía haber estado Pilar Sancho, Lorena Ares o ambas. 

 

Una espectadora definió los cortos bastante bien : “Uno de ellos te hace soltar las lágrimas y el otro te pone un nudo en la garganta difícil de deshacer”.

 

Los cortos no buscan la lastima, sí el dolor, porque viene implícito en ellos, a no ser que no tengas alma.

 

Pero lo que trae a la pantalla es una visión de lo que sucede en algunos lugares del mundo, eso que no queremos ver o que nos pilla lejos…

 

He de decir que tanto Amnistía Internacional como la productora Abycine han colaborado con ambos cortos.

 

 

Contaba Esteban Beltrán en el coloquio que, además del talento artístico, había en los cortos una belleza, un compromiso y un activismo que impulsaban a formar parte del proyecto.

 

 Anycine ya ha patrocinado otros trabajos, desde hace 13 años, y contaba que unas personas tienen la visión y otras saben como materializarlo para poder hacerlo.

 

Néstor está muy vinculado a África desde hace años. Aunque se considera cineasta y no activista, lo cierto es que muchos de sus proyectos denuncian la realidad que hay en el mundo en el que vivimos y que él trabaja mucho con documentales africanos, que como bien dijo por desgracia: “lo que es malo para la vida, es bueno para el cine”.

 

Hay muchas heridas internas que unen a ambos cortos.

 

Carlos cuenta que es fundamental sanar lo físico pero lo psíquico es vital para poder tener fuerza e ilusión en la vida.

 

Una de las cosas simpáticas que contó Carlos es que se hizo muy amigo del conductor que les transportaba en el rodaje, Pascal.

Cuenta que no se entienden, ya que uno habla francés y el otro español pero hoy en día, se hacen vídeo llamadas para verse y reírse juntos, dejando ver que hay algo que les une aunque no sean las palabras.

Y un pequeño cotilleo, delate de mi estaba  Yolanda Díaz, que asistió al encuentro como mera espectadora.

 

¿Cómo abrir los ojos al mundo?

 

Pues es complicado, porque muchas personas dueñas de empresas prefieren cerrarlos, porque no interesa. La empresa  Tesla, necesita el cobalto del Congo y poco importa a que coste haya que conseguirlo.

 

Del Congo se exporta cobre, cobalto, petróleo etc.

 

El mundo en el que vivimos cambia de móvil cada año, si no más, a pesar de que conseguir  los componentes del móvil  arrasen vidas.

 

Es indudable que el feminismo tiene mucho que decir en todo esto. Probablemente el feminismo sea la única forma de pelear para conseguir con muchísimo esfuerzo que el mundo cambie. 

 

Que la economía y el mercado no sean el eje de la vida y que la vida valga mas que el mercado. Donde no permitamos que las guerras sirvan para violarnos o las violaciones formen parte del botín de guerra. Donde nuestra voz llegue a los gobiernos del mundo, solicitando que se unan internacionalmente para que estas cosas no pasen, para que una familia no tenga que dejar a su hijo o hija viajar en una patera hacia el abismo, hacia la muerte, hacia la nada, porque no nos engañemos, no le damos la mano a las personas migrantes, las dejamos a su suerte, sin ley de extranjería, con trabajos precarios, con una vivienda inalcanzable y con pocas posibilidades de olvidar.

 

Tampoco metemos mano en prohibir que se comercialice de forma salvaje con países pobres, donde en vez de ayudarles les saqueamos y los hacemos esclavos de nuestra tecnología, de nuestro nuevo coche eléctrico o nuestro móvil último modelo.

 

Tampoco exigimos respeto con el medio ambiente, donde el cambio climático nos va a devorar.

 

Pero nada importa, porque lo que prima es tener para tener más, y tener más para volver a tener más…, y poder viajar al espacio, mientras violan a una niña en Kivu o mientras se hunden las pasajeras más pobres, de un viaje sin retorno. 

 

 Los documentales me han dejado rabia y dolor, pero sobre todo, mi cabeza me deja una pregunta :

 

Y ahora qué?

 

Te invito a que veas los cortos, a que los difundas, a que este año  se hable del dolor de las mujeres. Que estos documentales y muchos más que pueden venir, nos llenen de ideas para enfrentarnos al poder establecido, que no es el deseado.

 

Y ese es el espacio que sólo nosotras podemos llenar. Bien sabemos que no es lo mismo nacer en España que en África o en la India; ser mujer rica o ser mujer pobre,  ser mujer con capacidades diferentes, o ser mujer LGTB en un país árabe…

Todas lucharemos por un único feminismo, pero cada uno tiene un formato distinto que sólo podremos enfrentarnos  a él juntas, arropadas y en la misma sintonía para la lucha.

LA  REVOLUCIÓN  SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ.

 

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